Nosotras hemos establecido una forma “especial” de organizar el centro, de relacionarnos entre nosotros, con las familias y con los niños/as, de realizar actividades distintas…, de significarnos, en fin, como una guardería de educación infantil con personalidad propia.
Nuestra organización se basa en la adquisición de rutinas y en la flexibilidad: con estos criterios organizamos los grupos, el tiempo, los materiales y el espacio. Sabemos que los hechos cotidianos son muy educativos y que cualquier momento, cualquier lugar son idóneos para aprender.
A través de las rutinas diarias trabajamos la convivencia y el respeto a los demás: aprenden a compartir, a relacionarse, a integrarse en el entorno social, a tolerar pequeñas frustraciones... Además, el niño/a se acostumbra a organizar el tiempo y eso le proporciona autonomía, equilibrio y seguridad.
La atención es continua e individualizada, y nos desenvolvemos siempre en un ambiente de cariño y de respeto: intentamos que cada niño/a inicie su jornada con un “Buenos días” con sonrisa y cara contenta.
El juego es un elemento esencial para el desarrollo infantil. A través de él fomentamos cualidades como la atención, el respeto, la aceptación de las diferencias, la colaboración o la capacidad de entablar relaciones. Los niños/as, además de aprender y sociabilizarse se divierten, cumpliendo así la máxima de educar jugando.
Queremos que en nuestra guardería se trabaje en un ambiente relajado y positivo, donde las niñas y los niños se sientan tranquilos, queridos y seguros. Tenemos muy claro que ellos son lo más importante y por eso pretendemos que nuestra escuela sea un lugar agradable, continuación de la familia, con la que compartimos la tarea de educar siempre con profesionalidad y cariño.
“Formamos niñas y niños felices, autónomos, queridos y seguros de sí mismos"